Con la llegada de la primavera y el buen tiempo, llegan a nosotros las flores de colores brillantes, el canto de los pájaros y las temperaturas que hacen apetecible el pasar más tiempo fuera que dentro de casa. Pero no todo es tan bonito. Junto con la alegría y la próxima llegada del verano, vuelven a aparecer las mayores enemigas de muchos: las alergias.
¿Cuáles son las alergias más comunes y sus síntomas?
Las alergias más frecuentes suelen ser las que causa el polen, sobre todo en plantas como el olivo o las arizónicas. A éstas les sigue las reacciones a los ácaros y al polvo que se acumulan en lugares húmedos y en telas, además del moho y los hongos ambientales que también aparecen con la humedad.
Los síntomas más frecuentes son la congestión nasal, la tos, la sensación de sequedad en la garganta y la irritación de la piel. También suelen causar una disminución de energía, picores en nariz, ojos, garganta y orejas, así como hinchazón de los párpados. Algunas alergias más severas pueden causar otras enfermedades como asma, rinitis y conjuntivitis.
Todos estos efectos se ven agravados por la contaminación, que hace que algunos pólenes sean más agresivos; por el cambio climático que reduce las lluvias (por lo que el aire no se depura tan a menudo); y por la mejoría en la higiene que lleva viniendo desde el último siglo, la cual ayuda a que haya menos exposición a estos alérgenos y que, por ello, nuestro sistema inmunológico responda con menor frecuencia a ellos.
¿Cómo combato estas alergias con remedios caseros y naturales?
Antes de tratar estos síntomas con remedios caseros, te aconsejamos consultar con un médico.
Tras pruebas que confirmen la alergia a ciertos elementos, es de sentido común tratar de evitar esos factores que propician las reacciones alérgicas.
Sin embargo, si aún no te has realizado ningún tipo de prueba médica y crees que algo te puede estar causando alergia, se recomienda prescindir de tener plantas en casa que puedan ser la fuente del malestar y cambiar la ropa de cama y toallas más a menudo para evitar la acumulación de ácaros. También es esencial cambiarse de ropa y echarla a lavar al entrar en casa, sobre todo si se ha estado en el campo, eliminando cualquier rastro de posibles alérgenos.
Durante las 5 y las 10 de la mañana, procura no estar mucho en contacto con el aire exterior: no ventiles tu habitación a esas horas y trata de mover tus actividades al aire libre a por la tarde o tras la lluvia. Mantén las ventanas cerradas todo lo posible para que no se cuele ningún tipo de polen.
Si sueles tener la garganta seca o escozor de ojos, prueba a cambiar tus productos de limpieza: muchos de ellos tienen muchos químicos que propician estas reacciones.
Prueba a limitar el consumo de tabaco (ya que agrava los síntomas respiratorios), el alcohol y el café.
Suficiente con las limitaciones: veamos lo que sí puedes hacer.
- Para el dolor de garganta: las gárgaras con agua tibia salada ayudan a mejorar la inflamación. Puedes probar también infusiones de cola de caballo, caléndula o tomillo acompañadas por miel para mejorar la sequedad. En las farmacias, además, disponen de caramelos de miel muy beneficiosos para estos dolores.
- Picor y congestión nasal: las mismas infusiones mencionadas en el punto anterior sirven además para hacer lavados nasales. Esto es muy importante para eliminar cualquier rastro de polen que se pudiera haber quedado y para descongestionar.
- Escozor de ojos: tu mejor amigo será el suero fisiológico. No sólo sirve para descongestionar las fosas nasales (al igual que cualquier otra solución salina), sino que también se pueden aplicar unas gotas en los ojos para aliviar el picor
Cuida tu alimentación. Durante la primavera, y en especial en la época de auge de las alergias, es fundamental consumir verduras y frutas ricas en vitaminas C, B y E, al igual que en antioxidantes. Estos minerales se pueden encontrar igualmente en los frutos secos. Los yogures son una buena opción para consumir probióticos.