El equilibrio perfecto entre el cuerpo y la mente es la clave para conseguir el mejor descanso posible. Por eso, siempre se recomienda tener una dieta adecuada, despejar la mente con actividades como la escritura y la lectura y desconectar con sonidos relajantes. Tras numerosos estudios en la materia, también se ha comprobado que una buena rutina de actividad física puede beneficiarnos increíblemente a la hora de irnos a dormir.
Los beneficios del ejercicio en nosotros
Psicológicamente, hacer ejercicio es uno de los mayores favores que le puedes hacer a tu mente: está probado que la liberación de distintas hormonas, como las endorfinas, durante la actividad física favorece nuestro estado de ánimo y autoestima, además de reducir los niveles de ansiedad, lo que lleva a una base más dispuesta a un descanso de mayor calidad.
El ejercicio reduce el riesgo de hipertensión (que dificulta la conciliación del sueño) y de depresión (una de las mayores enemigas del descanso).
Cómo aplicarlo y a qué hora se debe hacer ejercicio
No existe una hora ni lugar correcto para hacer ejercicio: es algo que depende plenamente de las responsabilidades y rutinas de cada uno, al igual que de sus preferencias. Los hay que prefieren ir por la mañana y también aquellos que prefieren a última hora de la tarde.
Sí que se debe tener en cuenta el tipo de ejercicio que se practique por la noche, ya que los que requieran mucha fuerza o una sesión de cardio intensa, aumentarán nuestras pulsaciones y segregación de adrenalina, fomentando la energía y activación de nuestro cuerpo, lo cual dificulta el descanso. Por eso, aunque se prefiera ejercitar por la noche, es importante no tener gran actividad en las 2 o 3 horas previas a irse a la cama.
Los mejores tipos de ejercicio para el descanso son los aeróbicos (caminar, nadar, correr, montar en bicicleta…), sobre todo en una intensidad más baja o moderada, porque ayudan a reducir el tiempo que tardamos en quedarnos dormidos y los despertares nocturnos, así como a mejorar la calidad del sueño insuficiente. Se pueden combinar a lo largo de la semana con otros más de tipo muscular, como puede ser el levantamiento de peso o el boxeo.
Si eres de los que va al gimnasio o practica deporte a última hora de la tarde o entrada la noche, prueba a terminar tu jornada con una sesión de flexibilidad, puesto que este tipo de ejercicio fomenta la fuerza y el equilibrio muscular. Algunos ejemplos de deportes relajantes y de flexibilidad son el tai chi y el yoga. Finalmente, la relajación muscular y unos buenos estiramientos tras la actividad física son el añadido perfecto para mejorar la calidad de tu sueño y evitar las agujetas y lesiones.